Si desde un paradigma sociocultural el aprendizaje es conceptualizado como la apropiación y dominio de herramientas culturales valoradas de manera histórica por los miembros de una comunidad de práctica, ¿de qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como a la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?
Actualmente, son muchas las
posibilidades que ofrecen las Tic en el ámbito educativo mediante su
implementación y uso eficaz. De hecho, las herramientas tecnológicas facilitan
el proceso enseñanza – aprendizaje y motivan al estudiante al saber hacer en el
aula y fuera de ella. Del mismo modo, brindan la oportunidad de capacitación
permanente, promueven el desarrollo de habilidades tecnológicas, facilitan la
conexión intercultural y favorecen la adquisición de competencias que permiten
el desenvolvimiento en diversos ambientes virtuales. Agregando a lo
anteriormente expuesto, el docente debe tener conocimiento y manejo apropiado
de herramientas tecnológicas como el uso de software de computador, internet,
blogs, wikis, redes sociales, etc. Debe estar dispuesto a innovar en su
práctica pedagógica y capacitarse para mejorar su formación, ya que es el
mediador en la adquisición del conocimiento. En efecto, cuanto más se
relacionan los conocimientos con la realidad que vive el estudiante, más fácil
apropia los conocimientos. Por tal razón, se debe partir por determinar que
herramientas y recursos utilizan estos para explotarlos al máximo. Cabe resaltar que, a través del lenguaje los estudiantes intercambian ideas y
conjuntamente construyen significados comunes que son aplicables a su propia
realidad, pues cada quien habla sobre su propia experiencia.
Evidentemente, la escuela debe ir de la mano de los
medios tecnológicos para buscar con ellos, la mejor manera de
construir conocimiento, de formar comunidades de aprendizaje, sin separar las
instituciones de las realidades en las que están inmersas, en pro de su
desarrollo y sostenibilidad. De hecho, no se trata de competir con los medios,
ni de desplazarlos, sino de trabajar en un trinomio entre educación, tecnología
y proceso comunicativo. Por consiguiente, los medios de comunicación que se usan en la
educación, desde el tablero hasta los más avanzados, se deben analizar por
parte de los docentes desde la óptica de la Mediación Pedagógica, es evidente
que las Tic han hecho grandes penetraciones en la sociedad actual y por lo
tanto es casi que imposible prescindir de ellas, pero su utilidad es ser una
mediadoras entre el docente, el saber y el estudiante, no el fin del proceso.
Entonces, las instituciones de
educación para mantenerse vigentes y competitivas, deben adecuar sus procesos
de innovación en forma permanente de acuerdo a los cambios que puedan darse en
el contexto educativo, tecnológico y social. De ahí la importancia de mantener
redes colaborativas, con el objetivo de compartir información, experiencias,
proyectos comunes, apertura al conocimiento y otros, propiciando un avance
continuo que permita mantener un nivel de calidad, acorde a las exigencias de
la globalización. No obstante, los Sistemas de Gestión de Aprendizajes (LMS)
han logrado un posicionamiento importante en las instituciones de educación
como medios facilitadores de recursos tecnológicos en forma integrada, que
habilitan la innovación de las prácticas pedagógicas, a partir de la
construcción de entornos de aprendizaje y el desarrollo de métodos activos. Por
ende, el aprendizaje exige la adopción de un papel activo por parte del
alumno; el profesor debe enseñar estrategias de acceso, búsqueda, selección y
estructuración de la información relevante; es imprescindible un establecimiento
de metas claras de aprendizaje, el cual ha de estar contextualizado para
contribuir a una integración entre la teoría y la práctica. En definitiva, una
buena enseñanza es aquella que explota los nuevos medios para conseguir que el
alumno desarrolle un aprendizaje autónomo, que le permita estar preparado para
la formación continua.
Sin embargo, contar con un modelo que
esté sustentado en la articulación coherente de la pedagogía y la tecnología,
que sea flexible y que permita su adaptación a partir de la experiencia real,
es una herramienta de incuestionable valor para el desarrollo de un mejor
proceso de incorporación de TIC. La evaluación formativa constituye la
estrategia eficaz para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, disminuyendo
la variabilidad entre ellos y fomentando, al mismo tiempo, una formación de
calidad. En este sentido, se muestra la diferencia entre evaluación formativa y
evaluación sumativa (Scriven, 1967). La formativa, de
seguimiento o de proceso, es la realizada durante la aplicación del programa y
su objetivo se dirige a la mejora y optimización del programa. La evaluación
sumativa, de resultados o de impacto, se lleva acabo una vez finalizado el
programa y su objetivo principal es la justificación y contabilidad. Ambos
tipos de evaluación se complementan en un mismo proceso evaluativo. Por otra
parte, sobresalen la autoevaluación y heteroevaluación.
En el caso del aprendizaje, nadie como el propio estudiante puede valorar el
esfuerzo que ha realizado, las dificultades y el grado de satisfacción que le
ha producido el aprendizaje. Estos casos, de procesos de autoevaluación, se
enfocan más adecuadamente si nos encontramos en situaciones de evaluación
formativa. En cambio los procesos de evaluación sumativa requieren de sistemas
de heteroevaluación, o valoración por otros agentes que complemente la primera.
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